Con un gran mensaje como todos los cuentos de Jorge Bucay que nos hace preguntarnos si confundimos la tristeza y la furia. Nos invita a preguntarnos y mirar hacia adentro de nosotros cuando sentimos una de estas dos emociones y ver si hay algo más profundo detrás de estas emociones (secundarias) y si hay algo más, qué emoción se esconde (emoción primaria).
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