Ayer Rafa Nadal consiguió su décima copa del torneo de Roland Garros. Conseguir tener a toda la pista francesa aplaudiendo a un tenista que no es de allí lo han conseguido pocos, y Rafa es uno de ellos.
Después de unos años plagados de lesiones en los que muchos ya hablaban de su retirada y que no volvería a ganar ningún torneo importante, Nadal resurge de las cenizas como el ave Fénix y gana Roland Garros sin ceder ni un solo set.
Un ejemplo de deportista, un ejemplo dentro y fuera de la pista, un ejemplo cuando pierde y también cuando gana.
Disfrutemos de estos años porque cuando se retire echaremos de menos esos domingos sentados frente al televisor gritando cuando gana y apoyándole como si nos escuchara desde la pista.
¡Vamos Rafa!
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