No es el famoso discurso de Steve Jobs, pero no está mal. Con algo de crudeza nos habla de la vida y nos da "
El popular cómico
Tim Minchin fue invitado a dar un
discurso en la ceremonia de graduación de la UWA (University of
Western Australia) en 2013. Me ha parecido que merecía la pena extraer y adaptar
su contenido para ponerlo por escrito porque creo que, lejos de ser el típico
alegato a favor del esfuerzo y de perseguir los sueños (que tanto sufrimos en
forma de textos de autoayuda y/o para emprendedores) tiene un
contenido
real y práctico que puede servir para, al menos, hacernos pensar unos
momentos.
Que lo disfrutéis.
Discurso de Tim Minchin
En tiempos más oscuros hice una actuación dentro de un evento para una gran
empresa que creaba y vendía software para contabilidad. En un intento, supongo,
de
inspirar a sus vendedores metas más altas habían pagado doce
de los grandes a un “conferenciante inspirador”, que era ese tío de deporte
extremo que perdió un par de extremidades por congelación al quedar atrapado en
el saliente de alguna montaña.
Fue muy raro.
Yo creo que los vendedores de software deberían
escuchar a alguien que haya tenido una larga y exitosa carrera vendiendo
software, no a
un ex-montañero excesivamente optimista. Algún
pobre tipo que llegara por la mañana esperando aprender más sobre técnicas para
mejorar sus ventas acabó volviendo a casa preocupado por el flujo sanguíneo en
sus extremidades.
Eso no es inspirador; es confuso.
Y si la montaña supuestamente era un símbolo de los retos de la vida, y la
pérdida de extremidades una metáfora del sacrificio, el tío del software no lo
va a pillar, ¿verdad? Porque no tiene una carrera de letras, ¿verdad? Pues
debería. Las
carreras de letras son asombrosas, y te ayudan a
encontrar un significado cuando no hay ninguno.
Y dejadme que os lo asegure: no hay ninguno. No vayáis a buscarlo.
Buscar significado es como buscar la rima en un libro de cocina: no la
vas a encontrar y vas a fastidiar el soufflé (si no os ha gustado esa
metáfora tampoco os va a gustar el resto).
La cuestión es que no soy un conferenciante inspirador: nunca he perdido una
extremidad en la ladera de una montaña (ni metaforicamente ni de otra forma). Y
desde luego no estoy aquí para dar consejos sobre vuestra carrera, porque…
bueno, yo
nunca he tenido lo que la mayoría consideraría un
trabajo. Sin embargo, sí he tenido numerosos grupos de personas
escuchando lo que decía durante bastantes años ya y eso me hecho tener un ego
excesivamente inflado.
Así que ahora, a la oportuna edad de 37,9, os ofreceré
nueve
lecciones para la vida (por similitud, por supuesto, con las nueve
lecciones y villancicos tradicionales de Navidad, que tampoco son muy claros).
Puede que encontréis algo de esto inspirador, algo aburrido, y definitivamente
vais a olvidarlo todo dentro de una semana. Y os advierto: habrá muchos símiles
cursis y oscuros aforismos que empiezan bien pero terminan sin tener ningún
sentido. Así que escuchad bien, u os perderéis igual que un ciego dando palmadas
en una farmacia intentando eco-localizar el líquido para las lentillas.
Allá vamos. ¿Preparados?
1. No es obligatorio tener un sueño.
Los americanos en los concursos de talentos siempre hablan de sus sueños.
Bueno, si tenéis algo con lo que siempre habéis soñado de corazón, ¡id a por
ello! Después de todo, es
algo que hacer con vuestro tiempo:
perseguir un sueño. Y si es uno suficientemente grande, os va a llevar la mayor
parte de vuestra vida alcanzarlo, así que para cuando lo consigáis y estéis
observando el abismo de la falta de sentido de vuestro logro, estaréis casi
muertos, así que no importará.
Yo nunca tuve realmente uno de esos grandes sueños, así que soy partidario de
dedicarse apasionadamente a la persecución de objetivos a corto plazo.
Sed micro-ambiciosos. Agachad la cabeza y trabajad con orgullo
en lo que sea que tengáis delante; nunca sabes dónde puedes acabar. Sólo tened
en cuenta que el próximo objetivo que merezca la pena probablemente aparecerá en
la periferia, que es por lo que deberíais tener cuidado con los sueños a largo
plazo: si miráis demasiado lejos hacia adelante, no veréis esa cosa brillante
con el rabillo del ojo.
2. No busquéis la felicidad.
La felicidad es como un orgasmo: si piensas demasiado en
ello, desaparece.
Manteneos ocupados, intentad hacer a alguien feliz, y puede que os llegue
también
un poco de felicidad como efecto secundario. No
evolucionamos para estar permanentemente satisfechos; a los
australopithecus afarensis satisfechos se los
comieron antes de que transmitieran sus genes.
3. Recordad: todo es suerte.
Tenéis suerte de estar aquí. Fuisteis incalculablemente
afortunados por haber nacido, e increíblemente afortunados por haber sido
criados en una buena familia que ayudó a que tuviérais una educación y os animó
a ir a la universidad.
O, si naciste en una familia horrible, entonces mala suerte y tienes mi
simpatía, pero aun así eres afortunado. Afortunado porque resultaste estar hecho
del tipo de ADN que fabrica el tipo de cerebro que, al sufrir un entorno
infantil horrible, toma decisiones que te llevaron, finalmente, a graduarte en
la universidad.
Bien hecho por arrastrarte a ti mismo por los cordones
de los zapatos, pero has tenido suerte. No has creado la parte de ti
que te arrastró; ni siquiera tus cordones.
Supongo que yo trabajé duro para conseguir los dudosos logros que he
alcanzado, pero
yo no creé la parte de mí que me hace trabajar
duro, como tampoco creé la parte de mí que comió demasiadas
hamburguesas en vez de ir a clase mientras estuve aquí en la
UWA. Comprender que en realidad
no puedes
atribuirte el mérito de tus éxitos ni tampoco culpar a otros de sus
fracasos, te hará humilde y más compasivo. La empatía es algo
intuitivo, pero también es algo que puedes trabajar intelectualmente.
4. Haced ejercicio.
Lo siento, pálidos fumadores graduados en filosofía que arqueáis vuestras
cejas en una curva cartesiana mientras veis a la muchedumbre en movimiento
serpenteando a través de los minúsculos conos de tráfico de su existencia:
vosotros estáis equivocados y ellos tienen razón.
Bueno, tenéis razón a medias.
Pensáis, luego existís; pero también:
corréis,
luego dormís bien, luego no estáis sobrecogidos por una angustia
existencial. No podéis ser Kant, y tampoco queréis serlo.
Haced deporte, haced yoga, levantad pesas, corred, lo que sea, pero
cuidad vuestro cuerpo: lo vais a necesitar. La mayoría de
vosotros va a vivir casi cien años, e incluso el más pobre de vosotros alcanzará
un nivel de riqueza que la mayoría de humanos a lo largo de la historia ni
siquiera podría haber soñado. Y esta larga y lujosa vida que tenéis por delante
¡va a hacer que os deprimáis! ¡Pero no desesperéis! Hay una correlación inversa
entre depresión y ejercicio. Hacedlo. Corred, mis bellos intelectuales,
corred.
5. Sed severos con vuestras opiniones.
Un famoso dicho afirma que las opiniones son como los agujeros del culo
porque todo el mundo tiene una. Eso encierra una gran sabiduría, pero yo
añadiría que
las opiniones difieren significativamente de los agujeros
del culo porque las vuestras deberían ser constante y exhaustivamente
examinadas.
Debemos pensar críticamente, y no sólo sobre las ideas de otros. Sed severos
con vuestras creencias; sacadlas a la calle y pégadles con un bate de críquet.
Sed rigurosos intelectualmente;
identificad vuestros sesgos, vuestros
prejuicios, vuestras preferencias. La mayoría de las discusiones
sociales perduran por no saber reconocer los matices; tendemos a generar falsas
dicotomías, tratando entonces de mantener una discusión usando dos conjuntos de
suposiciones completamente diferentes, como dos jugadores de tenis tratando de
ganar un partido dando bellos golpes perfectamente ejecutados desde extremos
opuestos… de
diferentes pistas de tenis.
Por cierto, ya que tengo enfrente de mí a graduados en ciencias y en letras:
por favor,
no cometáis el error de pensar que las letras y las ciencias
son cosas opuestas. Esa es una idea reciente, estúpida y dañina. No
tienes que ser acientífico para crear bello arte, para escribir cosas bonitas.
Si necesitáis pruebas:
Twain,
Douglas Adams,
Vonnegut,
McEwan,
Sagan,
Shakespeare,
Dickens… (para empezar).
No necesitas ser supersticioso para ser poeta. No necesitas odiar la
manipulación genética para preocuparte por la belleza del planeta. No necesitas
tener un alma para promover la compasión. La ciencia no es un cuerpo de
conocimiento ni un sistema de creencias; es sólo un término que describe la
adquisición incremental de conocimientos de la humanidad mediante la
observación. La ciencia es asombrosa.
Las letras y las ciencias necesitan trabajar juntas para mejorar cómo
se transmite el conocimiento. La idea de que muchos australianos
(incluyendo nuestro nuevo primer ministro y primo lejano mío, Nick Minchin)
crean que la ciencia detrás del calentamiento global antropogénico es discutible
es un claro indicador de la magnitud de nuestro fracaso en la comunicación. El
hecho de que el 30% de las personas de esta habitación se hayan enojado es
todavía mayor evidencia. El hecho de que ese enojo tenga más que ver con la
política que con la ciencia es incluso más desalentador.
6. Sed profesores.
Por favor, por favor, por favor: sed profesores.
Los profesores son las personas
más admirables e importantes del
mundo. No tenéis que hacerlo para siempre, pero si estáis en la duda de
qué hacer, sed profesores increíbles, sólo mientras seáis veintañeros. Sed
maestros de educación infantil, especialmente si eres un tío; necesitamos
hombres maestros de educación infantil.
Incluso si no sois profesores, sed profesores: compartid vuestras ideas; no
déis por hecha vuestra educación; disfrutad de lo que aprendéis, y
difundidlo.
7. Definíos por lo que amáis.
Me he encontrado yo mismo hace poco haciendo esto: si alguien me pregunta qué
tipo de música me gusta, digo “bueno, no escucho la radio porque la letra de la
música pop me molesta”. O si alguien me pregunta que qué comida me gusta, digo
“creo que el aceite de trufa se usa en exceso y es ligeramente desagradable”. Y
lo veo constantemente en Internet:
gente cuya idea de pertenecer a una
subcultura es odiar a Coldplay, o el fútbol, o a las feministas, o al
Partido Liberal.
Tenemos tendencia a definirnos en oposición a algo; como cómico me gano la
vida con eso. Pero tratad de expresar también
vuestra pasión por las
cosas que os gustan: sed efusivos y generosos en vuestros elogios a
aquellos que admiráis; mandad tarjetas de agradecimiento y dad ovaciones en pie.
Sed
pro-algo, no sólo anti-algo.
8. Respetad a la gente con menos poder que vosotros.
En el pasado he tomado decisiones importantes sobre la gente con la que
trabajo (agentes y productores) basándome en gran medida en
cómo tratan
a los camareros en los restaurantes en los que nos reuníamos. No me
importa si eres el gato más poderoso en la habitación: te juzgaré por cómo
trates a los que tienen menos poder. Que lo sepas.
9. No tengáis prisa.
No necesitas saber ya lo que vas a hacer con el resto de tu vida. No digo que
os quedéis fumando porros todo el día, pero tampoco entréis en pánico. La
mayoría de la gente que conozco que estaba segura del camino a seguir a los 20
años, ahora tiene una crisis de mediana edad.
Dije al principio de esta divagación que
la vida no tiene
sentido. No era una afirmación superficial; creo que es absurda la idea
de buscar un sentido en el conjunto de circunstancias que casualmente existen
después de 13,8 miles de millones de años de eventos sin rumbo. Dejad que los
humanos piensen que el universo tiene un propósito para ellos.
Sin embargo, no soy un nihilista. Ni siquiera soy un cínico. Soy, de hecho,
más bien romántico. Y ésta es mi idea de romanticismo: pronto estaréis muertos.
La vida a veces parecerá larga y difícil y… ¡dios!, agotadora. Y a veces estarás
feliz y a veces triste. Y después estarás viejo. Y después estarás muerto. Hay
sólo una cosa sensata que hacer con esta existencia vacía, y es
llenarla.
Y en mi opinión (hasta que la cambie), la mejor forma de llenar la vida es
aprendiendo todo lo que puedas sobre todas las cosas que
puedas; estar
orgulloso de lo que sea que hagas; siendo
compasivo;
compartiendo ideas;
corriendo; siendo
entusiasta. Y también está
el amor, viajar, el vino, el sexo, el arte, los niños, regalar, escalar
montañas,… pero todo eso ya lo sabéis.
Es algo increíblemente
excitante esta vida vuestra, única y
sin sentido.
Buena suerte, y gracias por esta oportunidad.