jueves, 27 de octubre de 2011

El experimento del taxista de Múnich

El experimento del taxista de Múnich es muy sencillo. Pensad que queremos reducir el número de accidentes de tráfico y se nos ocurre implantar en los coches el sistema de frenos ABS para mejorar la frenada de los vehículos.


El experimento demostró que con esta solución hubo más accidentes ¿por qué? Veamos la respuesta que parece algo extraña...

Es tan sencillo como estudiar el comportamiento social de las personas.

Este fue el llamado Experimento del taxista de Múnich, que se llevó a cabo a finales de 1980 en el que la mitad de los taxis de Múnich fueron equipados por sistemas de frenos ABS, y la otra mitad no.

Lo que observaron es que la mayoría de los taxis que tenían accidentes eran justo los coches con ABS.

El caso era que al instalar los frenos en el vehículo, al principio su forma de conducir era idéntica, pero al ver que el coche frenaba muy bien y la distancia de frenado era mucho menor, los taxistas empezaron a conducir con menos distancia de seguridad respecto al vehículo que iba delante en la carretera, osea pegados al coche de delante, por lo que tenían más accidentes.

Lo que habían intentado que fueran coches más seguros, resulta que eran coches más peligrosos porque el ABS hacía cambiar el comportamiendo de conducir de los taxistas a una forma más agresiva.

Hay más casos parecidos en los que pensamos una cosa y el comportamiento humano nos dice otra:

Por ejemplo, imaginad que queréis solucionar el problema de embotellamientos en las carreteras de acceso a una gran ciudad. La lógica impone que sólo hay que construir más carreteras y solucionado. Sin embargo, siempre que se construyen nuevas carreteras, el tráfico crece en poco tiempo (la gente, al descubrir que es más fácil circular, sencillamente coge más el coche).

En el mismo sentido, parece que el apoyo al transporte público sea la panacea a los embotellamientos de las carreteras. Sin embargo, no es exactamente así. A más transporte público eficiente y barato, menor número de coches en la carretera… pero a menor número de coches en la carretera, también aumenta la comodidad a la hora de circular, las distancias se cubren más rápido, se gasta menos combustible… y finalmente ir en coche es siempre mejor que ir en transporte público. Con lo cual las carreteras vuelven a llenarse hasta cierto umbral de densidad.

Algo parecido puede decirse de los países que conducen por la izquierda. Pensamos que si obligamos a esos países a conducir por la derecha provocaremos toda clase de accidentes hasta que se acostumbre. Sin embargo, el efecto es justo en contrario: se reduce considerablemente el número de accidentes porque la gente conduce con más miedo y precaución (hasta que se acostumbran a la nueva forma de conducción), como ya os expliqué en ¿Te da miedo conducir por la derecha? La transformación viaria de Suecia.

Artículo sacado de:
http://www.xatakaciencia.com/psicologia/el-experimento-del-taxista-de-munich-o-por-que-lo-que-parece-una-solucion-acaba-siendo-un-problema

2 comentarios:

Germán dijo...

Genial artículo

Potter dijo...

@Germán Completamente de acuerdo, me parece espectacular el artículo y las conclusiones que de él se sacan...
O sea que antes que tomar una decisión de ese tipo habría que analizar en qué modo puede afectar la solución (CAUSA) en sí al comportamiento (EFECTO) que puede generar en los afectados.
Sencillamente genial!

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