Si una empresa de este planeta sabe
estrujar los datos para extraer conclusiones esa es Google. Y si esta
empresa se toma en serio estudiar qué dicen sus datos internos para saber cómo son sus mejores jefes,
tenemos como resultado un perfil detallado del mejor líder. Pues bien,
eso fue lo que hizo hace unos años esta compañía clásica de ingenieros y
se llevaron alguna grata sorpresa.
El proyecto en cuestión se llama
Oxígeno, que no deja de tener cierta inspiración. Para ello, se
aprovecharon de su poder de análisis y tomaron 10.000 datos de las evaluaciones del desempeño, las encuestas de 360º (en
la que se miden lo que dicen los colaboradores de sus superiores) y los
premios a los mejores responsables de personas. Manejaron más de cien
variables, pero se quedaron solo con los datos numéricos (para eso son
Google, ¿no?), sino que tomaron frases, palabras, elogios, quejas y
comentarios en general. Al principio, ellos iban pensando que iban a
encontrar una correlación directa entre “mejor jefe” con confianza y
libertad. No olvidemos que en las empresas de Silicon Valley no se
estila el control y que no hay que fichar todos los días. Por lo tanto,
el punto de partida no dejaba de tener cierta lógica. Sin embargo, se
equivocaron.
Según los resultados del análisis, los ocho hábitos que crean un buen líder son:
1. Ser un buen coach: ayudar al equipo a triunfar
En este apartado se incluye la capacidad
de dar feedback a los empleados y de sentarse uno con uno para atender
sus dificultades.
2. Facultar a los colaboradores o empowerment y no hacer micro-administración
Muchos jefes se adentran en tareas
cotidianas, incordiando a sus equipos y olvidan lo más importante:
Gestionar la estrategia, darles poder, libertad y seguimiento a su
trabajo.
3. Interés por el éxito del equipo y por su bienestar personal
A veces se cree que la persona puede
dividirse dentro o fuera de la organización. Es un error. Un buen jefe
se ha de preocupar porque la persona se sienta bien en su conjunto. En
este apartado, Google también incluyó la transición de los nuevos
empleados.
4. Ser productivo y orientación a los resultados
En este apartado se incluye la
productividad y todos los medios que ha de brindarle el jefe para que el
colaborador alcance sus resultados. Un jefe majo pero que no logra
resultados, es un mal jefe. No lo olvidemos.
5. Comunicar y escuchar al equipo
Puede que esta sea una de las
habilidades más complejas de desarrollar, ya que la comunicación ha de
ser bidireccional, tanto del jefe hacia el colaborador como viceversa. Y
lo que es más importante: Comunicar no significa solo informar, sino
verificar que se ha comprendido.
6. Apoyar a los colaboradores en el desarrollo de sus carreras
Las personas con talento quieren mejorar y un buen jefe les brinda los medios para que todo ello ocurra.
7. Visión y estrategia clara para el equipo
Un buen líder es aquel que además sabe contar con todo su equipo para alcanzar la estrategia prevista.
8. Habilidades técnicas para ayudar al equipo
Y “curiosamente” el último hábito de los mejores líderes de Google era que estos ayudaran técnicamente a sus empleados.
Pues bien, lo más impactante fue que dichos resultados no siempre coincidían con las políticas de selección y desarrollo de sus empleados.
Es decir, buscaban cualidades para futuros jefes que no coincidían con
lo que los empleados luego valoraban, según Tina Malm del equipo de
People Analytics de Google. Por ello, hicieron un cambio de estrategia y
comenzaron a formar a sus jefes en los ocho hábitos anteriores y el
resultado volvió a sorprender. Después de un año, los gerentes de peor desempeño mejoraron un 75 por cierto la satisfacción de sus equipos. Un éxito, sin duda.
En resumen, un buen jefe es crucial para que los empleados estén motivados y quieran continuar en una empresa. Han
corrido ríos de tinta sobre las cualidades de los líderes, pero no
siempre se han jugado con datos científicos bajo el brazo. Por
ello, un proyecto como el de Oxígeno no deja de ser inspirador. Ojala en
el futuro las compañías puedan embarcarse en esta labor y sean capaces
de seleccionar y de formar a sus líderes no bajo criterios subjetivos,
sino con datos científicos.