¿Qué es inteligencia emocional?
Es
la habilidad que tiene el individuo en percibir, controlar y evaluar
las emociones. El concepto de inteligencia emocional fue utilizado por
primera vez en el ámbito académico por Wayne Leon Payne en su
disertación doctoral en el 1985. Los investigadores Peter Salovey y John
Mayer, utilizaron el término de inteligencia emocional para finales de
la década 1980.
En el 1990 lo definieron
como “la habilidad de monitorear nuestros sentimientos y emociones, para
discriminar entre ellas y usar dicha información como guía para el
análisis de nuestros pensamientos y acciones”. Estos investigadores
destacaban que pensar y sentir están interrelacionados y que los
sentimientos facilitan el pensamiento. Se postula, pues, que esta teoría
presta singular importancia a la cognición y a las emociones. Hay que
destacar, también, que dichas investigaciones y las de Howard Gardner,
especialmente la de inteligencia interpersonal e intrapersonal, sentaron
bases para que, en una forma más elaborada, se desarrollara la llamada
teoría de inteligencia emocional, atribuida a Daniel Goleman, autor de
varios libros como Inteligencia emocional, Working with emotional intelligence, coautor de Primal leadership: Learning to Lead with emotional intelligence, Leadership: The power of emotional intelligence y otros.
La
diferencia entre el concepto de inteligencia emocional de Salovey y
Mayer y la de Goleman es que interrelacionan las emociones y la
cognición, mientras Goleman se enfoca en rasgos de caracteres tales como
confianza, optimismo y altruismo.
Cuatro dimensiones de la inteligencia emocional
Daniel Goleman destacó cuatro dimensiones de inteligencia emocional. Estas son:
1. Estar alerta de sí mismo: es la capacidad de reconocer las emociones y la trascendencia para tomar unas decisiones.
2. Automanejo: es controlar los impulsos y las
emociones. Esto permite que la persona se adapte a las diversas
situaciones difíciles, que obtenga o disfrute el logro de unos
estándares de excelencia, iniciativa y optimismo; sobre todo manifieste
honestidad.
3. Alerta social: es la
capacidad para establecer empatía con los demás (interesarse en sus
preocupaciones), conocer la política organizacional a la que pertenece,
responsabilidad para ofrecer los servicios y atender las necesidades de
los clientes.
4. Manejo de las relaciones:
ser un modelo de inspiración y motivación; tener influencias para
persuadir, guiar a otros, realizar cambios y buscar nuevos horizontes,
encontrar las mejores vías de solución de conflictos y cultivar una red
de relaciones sociales.
Estas cuatro
dimensiones son de gran pertinencia, tanto en la vida profesional como
personal del ser humano. Además, las mismas se pueden incorporar y
adaptar en el salón de clases para trabajar con estudiantes que
manifiesten problemas emocionales o de conducta, sin descartar otras
técnicas.
La inteligencia emocional en los estudiantes
En
las escuelas, los maestros deben incorporar en el currículo la
inteligencia emocional. Se han realizado estudios en el cual destacan
que la inteligencia emocional en los niños puede ser predictiva en la
obtención del éxito escolar. Las investigaciones acentúan, por ejemplo,
que los estudiantes que no pueden controlar sus emociones, desafían la
autoridad y se involucran en actos delictivos, puede ser predictivo del
fracaso escolar.
A veces nos enfocamos en
los estudiantes brillantes y pensamos que inteligencia sola es sinónimo
de éxito escolar, cuando, en la realidad, la inteligencia emocional
aporta al éxito escolar del estudiante.
Un
currículo académico que se integre la inteligencia emocional ayuda a los
niños a manejar sus emociones, a preocuparse por los demás, a
solucionar conflictos, a actuar con responsabilidad y a desarrollar
relaciones positivas.
Inteligencia emocional en el currículo escolar
A continuación, algunos ejemplos de cómo insertar la inteligencia emocional en el currículo escolar:
*
En los primeros días de clases distribuir un inventario de intereses de
acuerdo con su edad cronológica y mental del niño. En este podemos
conocer los intereses, los miedos, las preocupaciones y las necesidades
particulares de los estudiantes. Para alumnos más pequeños se usan
láminas y para estudiantes de alrededor de 10 años en adelante se
utilizan en forma de narrativo.
* Realizar
una actividad en la cual se le solicita a los estudiantes interpretar
el lenguaje del cuerpo de sus compañeros o pares. De esa forma,
trabajamos con la empatía del estudiante, que reconozca las emociones de
otros estudiantes.
* Ubicar una caja en el
salón para que ellos escriban sus temores y preocupaciones sin escribir
el nombre. Luego dividir el grupo para ver cómo solucionar los
hallazgos presentados por los estudiantes.
* Seleccionar artículos de periódicos de situaciones difíciles que pasan las familias y buscar soluciones.
En
general, debemos reflexionar sobre estos aspectos antes expuestos,
recuerden que con niños felices y alegres formamos un mejor Puerto Rico.
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