Polideportivo de Arzúa |
Con parada obligada en Melide, famoso por su pulpo, teníamos en frente una etapa dura con más de 45 km en las piernas ya.
Nuestro amigo lesionado no se despertó del todo mal y comenzamos a andar. Se compró un par de palos de fregona para apoyar al andar que a lo largo del resto del camino, le salvarían la vida en subidas, bajadas y llanos para llevar el ritmo y no tirar tanto de las piernas y más de los brazos.
Yo llevaba un bastón para caminar que no sabía si me iba a servir en un principio, pero tengo que decir que fue súper útil y, sobre todo en las subidas, te ayuda muchísimo a hacer un poco de fuerza con el brazo y no hacerlo tanto con las piernas. También te ayuda a llevar el ritmo de tu paso, que parece una tontería pero si vas sólo no sabes si lo estás aumentando o sigues igual...
La tercera etapa fue una etapa curiosa porque un grupo avanzado se perdió, ya que empezamos a caminar de noche y no vieron una flecha que les cambiaba de dirección y siguieron por un camino equivocado...sólo fueron 3 o 4 kilómetros de más pero luego se unieron al camino de nuevo, una anécdota pero que te puede hacer bajar la moral muchísimo.
Hasta la mitad de la etapa fuimos con un ritmo normal y con unos paisajes muy bonitos y subidas también bastante grandes. Hicimos nuestra parada en Melide a comer pulpo y beber ribeiro...un pulpo buenísimo y el ribeiro que nos ayudó como "anestésico" a olvidarnos un poco de las ampollas y realizar el final de la etapa sin sentirlas tanto.
A partir de ese momento comenzaba la parte dura de la etapa. Empezamos a tirar para alante algunos y físicamente fue el mejor momento en el que me encontré. Subimos la subida más grande quizás del camino pero si la coges a un buen ritmo no se hace tan dura...varias cuestas subiendo y pasando a varias personas cosa que nos iba haciendo motivarnos más en seguir en el mismo ritmo...llegamos a Arzúa y cuando llegamos el albergue público de tan sólo 60 plazas estaba lleno, un pequeño bajón aunque era de esperar...había gente que madrugaba muchísimo...por lo que seguimos andando hasta el polideportivo municipal y para mí ese fue el peor momento de la etapa...cuando creía que había llegado pero de repente tenía que seguir subiendo el pueblo y hacer un par de kilómetros más...
Sólo te queda seguir andando y no pensarlo aunque te cueste...y finalmente llegamos al polideportivo. Llegamos a eso de las 14:00 y no abría hasta las 16:00 por lo que tuvimos que esperar en la cola descansando, curándonos las ampollas y, sobre todo, comentando con la gente que iba llegando la etapa e intercambiando impresiones.
Ese momento de la cola era el que más socializabas e intercambiabas opiniones con la gente...era cansado porque había que esperar pero se te pasaba rápido porque ibas conociendo a la gente y viendo que todo el mundo estaba igual de mal que tú, cosa que te hacía sentir mejor.
Al entrar nos dieron nuestra colchoneta correspondiente y nos pegamos una ducha con agua congelada... Entre que comimos, fuimos a comprar el desayuno del día siguiente, lavábamos la ropa, la tendíamos y preparábamos la mochila del día siguiente y se nos hacían las 22:00 que era la hora en que apagaban la luz del polideportivo y la gente ya empezaba a dormir.
El balance de la etapa no era malo...nuestro amigo que peor lo pasó en la segunda etapa había aguantado...le seguía doliendo pero ya se había "acostumbrado" al dolor y parecía que lo peor había pasado. Otros empezaban a tener dolores de tobillos y de rodillas...después de la etapa más dura no estábamos del todo mal pero con las mismas ganas de llegar a Santiago.
Otra etapa más...la más dura...seguíamos con ampollas, con dolores pero ya empezaban a ser parte de nosotros y a ser un ritual el curárnoslos, echarnos cremas antiinflamatorias antes de dormir y alcohol de romero para refrescar los pies.
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