El
Leicester City es líder de la liga inglesa. Es un equipo modesto y, si todo sigue igual, es muy probable que gane la Premier League. Para que os hagáis una idea, es como si el Getafe ganara la Liga española o un equipo similar.
Claudio Ranieri es el entrenador del equipo y, en el último partido, terminó llorando de la emoción ya que su equipo estaba clasificado para la Champions League, un sueño que no podían ni imaginar al empezar la temporada.
Ranieri ha desvelado una emotiva carta con algunas claves del éxito de este grupo humano que ilusiona a toda la ciudad y parte del país y de Europa entera.
Nosotros no soñamos
Recuerdo
mi primera reunión con el presidente, cuando llegué en verano al
Leicester City. Se sentó conmigo y me dijo: «Claudio, este es un año muy
importante para el club. Es muy importante para nosotros seguir en la
Premier League. Tenemos que salvarnos».
Mi respuesta fue: «Desde
luego. Trabajaremos duro en los entrenamientos y trataremos de
lograrlo». Cuarenta puntos. Ese era el objetivo. Ese era el total que
necesitábamos para seguir en primera división para regalar a los
aficionados otra temporada en la Premier League.
En aquel
entonces, no podía ni soñar que abriría el periódico el 4 de abril y
vería al Leicester en la cima de la clasificación con 69 puntos. El
mismo día del año pasado, el club estaba último.
Increíble.
Tengo
64 años, así que no salgo mucho. Mi esposa lleva cuarenta años conmigo,
así que en mis días libres, intento estar con ella. Salimos al lago que
está junto a nuestra casa o, si nos sentimos con ganas, vemos una
película. Pero últimamente, no he podido aislarme del ruido que llega de
todo el mundo. Es imposible ignorarlo. He oído que incluso tenemos
nuevos aficionados en América.
Tengo un mensaje para ustedes:
bienvenidos al club. Nos complace teneros con nosotros. Quiero que
disfruten con la forma en que jugamos a fútbol y quiero que amen a mis
jugadores porque su recorrido es increíble.
A estas alturas,
quizás haya oído sus nombres. Jugadores que fueron considerados
demasiado bajos o demasiado lentos para otros grandes clubes. N’Golo
Kanté. Jamie Vardy. Wes Morgan. Danny Drinkwater. Riyad Mahrez. Cuando
dirigí mi primer entrenamiento y vi la calidad de estos jugadores, supe
lo buenos que podían llegar a ser.
Sabía que teníamos una
oportunidad de sobrevivir en la Premier League. Este jugador, Kanté,
corría tanto que pensé que debía llevar un paquete completo de baterías
oculto en sus pantalones. Nunca paraba de correr en el entrenamiento.
Tuve que decirle: «Hey, N’Golo, afloja. Afloja. No corras detrás de cada balón, ¿vale?»
Me respondió: «Sí, jefe. Sí. Vale».
Diez
segundos después, volví a mirar y estaba corriendo otra vez. Le dije:
«Un día, te veré centrar el balón y rematarlo tú mismo».
Es
increíble pero no es la única clave. Existen muchas claves en esta
temporada increíble. Jamie Vardy, por ejemplo. No es un futbolista. Es
un caballo fantástico. Necesita sentirse libre cuando está sobre el
césped. Le digo: «Eres libre de moverte como quieras pero debes
ayudarnos cuando perdemos el balón. Es todo lo que te pido. Si empiezas a
presionar al rival, todos tus compañeros te seguirán».
Antes de
jugar el primer partido de la temporada, le dije a los jugadores:
«Quiero que jueguen por sus compañeros. Somos un equipo pequeño, así que
tenemos que luchar con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma. No
me importa el nombre del rival. Todo lo que quiero es que luchen. Si son
mejores que nosotros, bueno, felicidades. Pero tienen que demostrarnos
que son mejores».
Desde el primer día, hubo una electricidad
fantástica en Leicester. Comienza con el presidente y llega hasta los
jugadores, el personal y los aficionados. Es increíble lo que sentí. En
el King Power Stadium, había una energía alucinante. ¿Los aficionados
solo cantan cuando tenemos el balón? Oh, no, no, no. Cuando estamos bajo
presión, los aficionados comprenden nuestro dolor y cantan al máximo.
Comprenden la complejidad del juego y cuando los jugadores están
sufriendo. Están muy, muy cerca de nosotros.
Comenzamos la
temporada muy bien. Pero nuestro objetivo, lo repito, era salvar al club
del descenso. Los primeros nueve partidos estábamos ganando pero
concedíamos demasiados goles. Teníamos que marcar dos o tres goles para
ganar cada partido. Me preocupaba mucho.
Antes de cada partido, les decía: «Vamos, chicos, vamos. Hoy dejamos la portería a cero».
Pero nada. Intenté motivarles de todas las formas.
Así
que, finalmente, antes del partido contra el Crystal Palace, dije:
«Vamos, chicos, vamos. Si mantenemos la portería a cero, los invito a
pizza».
Por supuesto, mis jugadores dejaron la portería a cero
contra el Crystal Palace. 1-0. Así que mantuve nuestro acuerdo y me
llevé a mis jugadores a Peter Pizzeria en Leicester City Square. Pero
les había preparado una sorpresa. Les dije: «Tienen que trabajar para
lograr cualquier cosa. Así que trabajen también para su pizza. Haremos
nuestra propia pizza».
Así que fuimos a la cocina con la masa y el
queso y la salsa. Hicimos nuestra propia masa. Fue muy buena, además.
Me comí muchos trozos. ¿Qué puedo decir? Soy italiano. Me encanta la
pizza y la pasta.
Ahora dejamos la portería a cero a menudo. Una docena de veces después de la pizza, de hecho. No creo que sea una coincidencia.
Nos
quedan seis partidos y debemos seguir luchando con nuestro corazón y
nuestra alma. Este es un club pequeño que está mostrando al mundo lo que
se puede lograr con espíritu y determinación. Veintiséis jugadores.
Veintiséis cerebros diferentes. Pero solo un corazón.
Hace solo
unos años, muchos de mis jugadores estaban en las divisiones inferiores.
Vardy trabajaba en una fábrica. Kanté estaba en la tercera división
francesa. Y Mahrez en la cuarta.
Ahora estamos luchando por un
título. Los aficionados del Leicester que me encuentro por la calle me
dicen que están soñando. Pero yo les respondo: «Vale, sueñen por
nosotros. Nosotros no soñamos. Simplemente trabajamos duro».
No
importa lo que suceda a final de temporada, creo que nuestra historia es
importante para todos los aficionados al fútbol de todo el mundo. Les
estamos dando esperanza a todos los jugadores jóvenes a los que alguna
vez les han dicho que no eran suficientemente buenos.
Ahora pueden
decirse a sí mismos: «¿Cómo puedo llegar a la élite? Si Vardy puede
hacerlo, si Kanté puede hacerlo, quizás yo también puedo».
¿Qué necesitas para llegar?
¿Un gran nombre? No.
¿Un gran contrato? No.
Solo necesitas abrir la mente, abrir el corazón, una batería cargada y correr con libertad.
Quién sabe, quizás a final de temporada, los dos estemos comiendo pizza.
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