Una madre ha redactado un comentario en Facebook que se ha convertido en virla con multitud de comentarios sobre él.
El diálogo, ante todo:
Soy madre de dos hijas en la escuela pública y este mes no secundaré la huelga de los deberes.
Vengo de una generación en la que los deberes eran cosa de los niños, no de los padres. Mis padres estaban ahí si quería repasar con ellos, pero si tenía dudas la respuesta era: "se las preguntas mañana al profesor". Jamás de los jamases levantaron un teléfono para preguntar a otros padres qué deberes tenía. Ni siquiera nos planteábamos esa posibilidad.
Crecí aprendiendo que si me olvidaba el libro era mi problema, así que más me valía traer todo a casa y apuntar bien las tareas. Hoy en día, como trabajadora autónoma, agradezco que desde pequeña se me inculcara la autonomía, la organización y la responsabilidad, porque me sirven diariamente en mi trabajo.
Sobretodo, crecí respetando a los profesores. Ya en la edad adulta descubrí que mis padres no siempre estaban de acuerdo con las decisiones que se tomaban en mi colegio, pero durante la infancia eso nunca se discutió delante de mi. Al profesor había que escucharle y obedecerle, punto. Pertenecía a una línea, la de los mayores, que viajaba bien unida en nuestras cabezas. No había bandos: padres y profesores, profesores y padres: teníamos que respetar a ambos por igual.
Hoy en día el respeto ya no va de moda. Van de moda en cambio el conflicto y la polémica. Aceleramos en seguida pero lo hacemos saltando el que siempre ha de ser el primer paso: el diálogo.
Si considero que mis hijas tienen demasiado deberes pediré una tutoría. O dos, o tres. Intentare entender, junto con el profesor (esa es la clave), qué está fallando en la hora de clase. Por qué no se consigue avanzar en las horas del cole o por qué es necesaria esa carga semanal.
Hablaré con el profesor. Formaré equipo. Porque para mi, lo más importante, es que en la cabeza de mis hijas no haya bandos. Que se sientan protegidas y arropadas por una red de adultos que trabajan juntos en su educación.
Que con 8, 9 o 10 años no tenga que decidir si "obedezco a mamá o al profesor". Esa carga emocional me parece que a la larga pesará mucho más que cualquier carga de deberes.
Los profesores de la pública son malabaristas. Tienen temarios absurdos y larguísimos a los que están obligados a ceñirse y una media de 25 alumnos por clase en situaciones, a menudo, alucinantes: alumnos que no hablan el castellano necesario para entender ese temario o que se duermen en el aula porque no han comido nada decente desde el día anterior ya que solo comen caliente en el comedor escolar (sí, esto está sucediendo en España).
En esta sociedad, llena de Kardashians, gran hermanos y demás horrores, prefiero que los modelos de mis hijas sean sus profesores. Trabajadores de verdad, personas que han llegado a enseñar en las aulas tras años de estudio y oposiciones. Sin pelotazos, con esfuerzo.
Así que personalmente, este mes, estaré como siempre a disposición de los profesores de mis hijas. Con deberes o sin deberes. Ellos saben mucho mejor que yo lo que necesitan mis hijas para progresar, y yo les estoy más que agradecida por ello.
MI OPINIÓN SOBRE EL TEMA DE LOS DEBERES:
Estoy muy de acuerdo con esta madre. Creo que la última frase lo resume todo "Ellos saben mucho mejor que yo lo que necesitan mis hijas para progresar, y yo les estoy más que agradecida por ello."
Me llama la atención como muchos padres (y casi toda la sociedad) opina acerca de cómo hacemos el trabajo los profesores y no discuten sobre el trabajo del electricista, del médico, del frutero o del gerente de tal empresa.
Creo que somos profesionales y no hay que dudar de nuestro trabajo porque todo lo que hacemos lo hacemos por el bien de nuestros alumnos.
Yo, por ejemplo, doy dos asignaturas, Matemáticas y "Tecnología, Programación y Robótica" en diferentes cursos de ESO y BACH y no las doy igual. Para la segunda apenas mando deberes. Porque con el trabajo que hacemos en clase es suficiente para adquirir los conocimientos. Trabajamos con robots y con aplicaciones de programación y con lo hecho en clase cada día es suficiente. Si no acabas lo que hemos hecho en clase pues lo tienes que acabar para el próximo día en casa pero esto se da en muy pocos casos y tienen suficiente tiempo para acabarlo.
Matemáticas, en cambio, mando deberes practicamente todos los días. ¿Por qué? Porque mis años de experiencia como profesor me han hecho ver que el conocimiento se adquiere cuando repites mucho los ejercicios. Hay que automatizar y que tu cerebro aprenda a cómo hacer los ejercicios. Y hasta que no mecanizas los procesos, no podré continuar con cosas más complicadas del temario.
En clase no da tiempo a ver el temario entero (¿alguno se acuerda de terminar el libro en su colegio?) y hay conocimientos que tienen que afianzar en casa.
Es decir, no todas las asignaturas tienen la misma carga de trabajo, depende de cuál y depende de qué tema estés dando.
Es importante confiar en los profesores y que las cosas las hacen por el bien de los alumnos y sobre todo apoyarles. Cuando tenemos una tutoría y vemos como el padre o la madre delante del niño contradice al profesor, está echando por tierra mucho trabajo hecho por el profesor. El niño piensa "si mi madre no apoya al profesor, ¿por qué lo voy a hacer yo?".
Tenemos que ir todos a una y pensar en que todo esto es por el bien de los chicos y que aprendan lo máximo posible y, más importante si cabe, aprendan el valor de la responsabilidad, el esfuerzo y el trabajo.
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