jueves, 12 de noviembre de 2015

Entrevista a Jandro de El Hormiguero

Que nadie te diga nunca lo que puedes o no puedes hacer". Que se lo digan a usted, que no sabía música y se compró un piano gigante que toca con los pies.
Bueno, tocar el piano con los pies es algo que puede hacer cualquiera pero yo tenía ese sueño desde que vi a Tom Hanks en la película Big y lo hice realidad. Las cosas no están tan lejanas como nos parece y se puede conseguir mucho más de lo que creemos. Yo no hago nada extraordinario, pero animo a la gente a probar cualquier cosa que quiera.


¿Qué hace un mago cómico, guionista de «El Hormiguero», dando clases de motivación?
Yo no soy quién para decirle a nadie lo que tiene que hacer, pero cuento cuáles son mis herramientas, las que a mí me funcionan.

Aconseja cambiar «sólo» por «aún», «problema» por «oportunidad», ¿con qué palabra sustituimos crisis?
Lo de sólo y aún funciona, de verdad, si no yo hubiera acabado en un manicomio. Crisis es complicado, crisis es malo, ya entras en una espiral mala. Pero hay que buscar dentro de la crisis. Yo pienso que nunca es todo malo. Nada por aquí era un programa de magia que hacíamos sin recursos y lo suplíamos con ingenio. En EE UU alucinaban, allí los magos gastaban en medio día lo que nosotros en una semana. La crisis agudiza el ingenio pero ojalá no la hubiera.

No se queje, ahora está en un programa grande.
En audiencia sí, en presupuesto no crea que tanto. Hay dos formas de hacer un programa: los que se hacen para que se forren los productores o aquellos en los que una semana, o durante unos meses, no ganan nada, pero merece la pena. Como la que montamos para mover todo el equipo y el plató a París para grabar con Tom Hanks. Valía la pena.

¿No basta con saber, sino que hay que saber que se puede?
Así es. Yo parto de la base de que todos podemos, todos hemos sido los mejores alguna vez en algo, lo que pasa es que tenemos tendencia a olvidar las cosas buenas y recordar las malas.

¿Dice que el ridículo no existe?
Lo triste es que somos nosotros los que nos limitamos a nosotros mismos. El ridículo es algo absolutamente subjetivo.

¿La curiosidad es la clave?
Estoy convencido, los curiosos son los que mueven el mundo, los científicos que se atreven, que prueban, que fallan, que aciertan. La observación también es clave.

Y el humor.
Siempre. Este es un libro con fondo serio, pero con forma de humor. Es que con estos libros de empresa, de autoayuda, motivación, etc., yo me aburro. Este es un libro que hace reír y pensar.


Fuente: laopinion

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