martes, 24 de noviembre de 2015

Inteligencia emocional y conducta criminal

Durante décadas, los correlatos de la conducta criminal han sido largamente estudiados por disciplinas como la psicología, la sociología y la criminología. Durante los últimos años, se ha estudiado especialmente la relación de esta conducta con la inteligencia y la personalidad de los individuos. Buscando enfocar esta búsqueda desde un punto intermedio, esta investigación pone su foco en la inteligencia emocional de los criminales.


Existe un gran número de investigaciones que han evaluado la inteligencia emocional tanto en población normal como en población psiquiátrica. Sin embargo, pocos de ellos se han centrado en el estudio de esta variable en población criminal. Y cuando así ha sido, los resultados han sido muy inconsistentes entre sí. Precisamente quizá dos de los principales problemas más importantes a la hora de plantear estas investigaciones puede hallarse en la baja muestra que todos ellos utilizan, así como en la no diferenciación de tipos de crimen cometido. Es en estas carencias, precisamente, donde esta investigación hace hincapié, tratando con grandes muestras de criminales (y no criminales) adultos egipcios, y diferenciándolos en tres grupos: ladrones, vendedores de drogas y asesinos.

Para ello, fue aplicado el Inventario de Cociente Emocional (EQ-i), un cuestionario para medir la inteligencia emocional que, además de aportar un valor general, desglosa también los resultados en cinco componentes (inteligencia intrapersonal, inteligencia interpersonal, manejo del estrés, adaptabilidad y humor general), los cuales, a su vez, se dividen en diversas subescalas. Tras comprobar los datos de consistencia interna y de correlaciones entre escalas, se comenzaron a comparar los distintos resultados obtenidos.

Así, al comparar los grupos de criminales y no criminales, se encontró que los criminales puntuaban menos en el valor general de inteligencia emocional. Pero además, se encontrarón también diferencias a otros dos niveles: a nivel de componentes, los valores en criminales también eran menores en inteligencia intrapersonal, inteligencia interpersonal, humor general y adaptabilidad. Y en lo referente a las subescalas, también puntuaron menor en auto-actualización, empatía, relación interpersonal, responsabilidad social, resolución de problemas y felicidad. En el resto de variables, no se encontró ninguna diferencia.

Por otra parte, se comparó también las diferencias entre los distintos tipos de criminales (ladrones, vendedores de drogas y asesinos). Se encontraron diferencias en todas las escalas, salvo en la de Inteligencia Interpersonal. Así, los asesinos puntuaban menos en el valor general de inteligencia emocional, así como en manejo del estrés. Tanto estos como los vendedores de drogas puntuaron también más bajo que los ladrones en la escala de inteligencia intrapersonal. Por último los asesinos puntuaron menos que los vendedores de drogas en la escala de adaptabilidad y humor general. Ninguna otra diferencia significativa fue encontrada.

En conclusión, esta investigación muestra que existe una diferencia en los valores de inteligencia emocional entre los criminales y no criminales, y entre los distintos tipos de criminales. Por un lado, indican que altos niveles de inteligencia emocional pueden prevenir que la gente tome parte en actividades delictivas. Y por otro, que esta misma inteligencia emocional parece ir en aumento cuando se reduce la intensidad del crimen cometido.

Fuente: clubforenses

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