Durante décadas, los correlatos de la
conducta criminal han sido largamente estudiados por disciplinas como la
psicología, la sociología y la criminología. Durante los últimos años,
se ha estudiado especialmente la relación de esta conducta con la
inteligencia y la personalidad de los individuos. Buscando enfocar esta
búsqueda desde un punto intermedio, esta investigación pone su foco en la inteligencia emocional de los criminales.
Existe un gran número de investigaciones
que han evaluado la inteligencia emocional tanto en población normal
como en población psiquiátrica. Sin embargo, pocos de ellos se han
centrado en el estudio de esta variable en población criminal. Y cuando
así ha sido, los resultados han sido muy inconsistentes entre sí.
Precisamente quizá dos de los principales problemas más importantes a la
hora de plantear estas investigaciones puede hallarse en la baja
muestra que todos ellos utilizan, así como en la no diferenciación de
tipos de crimen cometido. Es en estas carencias, precisamente, donde
esta investigación hace hincapié, tratando con grandes muestras de
criminales (y no criminales) adultos egipcios, y diferenciándolos en
tres grupos: ladrones, vendedores de drogas y asesinos.
Para ello, fue aplicado el Inventario de
Cociente Emocional (EQ-i), un cuestionario para medir la inteligencia
emocional que, además de aportar un valor general, desglosa también los
resultados en cinco componentes (inteligencia intrapersonal,
inteligencia interpersonal, manejo del estrés, adaptabilidad y humor
general), los cuales, a su vez, se dividen en diversas subescalas. Tras
comprobar los datos de consistencia interna y de correlaciones entre
escalas, se comenzaron a comparar los distintos resultados obtenidos.
Así, al comparar los grupos de
criminales y no criminales, se encontró que los criminales puntuaban
menos en el valor general de inteligencia emocional. Pero además, se
encontrarón también diferencias a otros dos niveles: a nivel de
componentes, los valores en criminales también eran menores en
inteligencia intrapersonal, inteligencia interpersonal, humor general y
adaptabilidad. Y en lo referente a las subescalas, también puntuaron
menor en auto-actualización, empatía, relación interpersonal,
responsabilidad social, resolución de problemas y felicidad. En el resto
de variables, no se encontró ninguna diferencia.
Por otra parte, se comparó también las
diferencias entre los distintos tipos de criminales (ladrones,
vendedores de drogas y asesinos). Se encontraron diferencias en todas
las escalas, salvo en la de Inteligencia Interpersonal. Así, los
asesinos puntuaban menos en el valor general de inteligencia emocional,
así como en manejo del estrés. Tanto estos como los vendedores de drogas
puntuaron también más bajo que los ladrones en la escala de
inteligencia intrapersonal. Por último los asesinos puntuaron menos que
los vendedores de drogas en la escala de adaptabilidad y humor general.
Ninguna otra diferencia significativa fue encontrada.
En conclusión, esta investigación
muestra que existe una diferencia en los valores de inteligencia
emocional entre los criminales y no criminales, y entre los distintos
tipos de criminales. Por un lado, indican que altos niveles de
inteligencia emocional pueden prevenir que la gente tome parte en
actividades delictivas. Y por otro, que esta misma inteligencia
emocional parece ir en aumento cuando se reduce la intensidad del crimen
cometido.
Fuente: clubforenses
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