Vas por la vida tan contento y tan feliz o por lo menos bastante
contento y
feliz. Ya no eres un
adolescente inseguro, tampoco eres un
joven desbordado por los acontecimientos si no que tienes unos
treintaitantos bastante molones con los que has conseguido estar a
gusto. Vas por la vida con cara de saber por dónde andas.
Has llegado a la edad donde comprendes mejor a tus padres y ya no
luchas con ellos. Eres mayor, pero no tan mayor como eran ellos. Tú te
mantienes joven y haces cosas de joven. Tú no haces cosas de señor.
Pero te equivocas. Un buen día haces algo inconscientemente y de
repente un resorte salta y dices: ¡¡Dios mio!!! ¿Qué estoy haciendo?
Entras en pánico… y ves cómo los 30 se alejan por el horizonte y tú corres descontrolado hacia los 50.
1. Agarrarte en el asiento del copiloto
Vas sentado en el coche, tan feliz, mirando por la ventanilla,
charlando o escuchando música y de repente alguien te dice:
¿por qué te
agarras ahí? ¿tienes miedo? Por un momento no sabes a quién se dirigen. Y
entonces te miras y vas agarrado al asidero de encima de la ventana,
ese que nunca has sabido para qué estaba ahí. Ya lo sabes,
eres tu
madre.
Es el principio del fin.
2. Ver Informe Semanal
Sábado por la noche, preparas la cena, te sientas, zapeas…y te quedas
viendo Informe Semanal. Puede que ni siquiera el reportaje de ese
momento te interese mucho, probablemente sea sobre la transición…pero te
da igual..te quedas por si el siguiente te engancha más.
Eres tu padre.
3. Ordenas la despensa
Quieres comer algo. Abres la despensa, coges lo que quieres y sin
saber cómo te encuentras ordenando las latas con las latas, las galletas
con las galletas. Da igual, es
TU despensa, no va a venir nadie a
echarte la bronca… pero no puedes evitarlo aunque quieras. El ketchup no
puede ir con las almejas machas, es superior a tus fuerzas.
4. Cambias las cosas a un tuper más pequeño
Comes arroz, ha sobrado. De primeras, en vez de guardar el arroz en
el mismo plato en la nevera que es lo que hubieras hecho en tus tiempos
mozos, buscas un tuper para guardarlo. Oh vaya… demasiado grande… ¿Qué
haces?
Lo pasas a uno más pequeño… Es el fin, 3 cacharros manchados
cuando antes solo hubieras manchado uno. Eres tu madre otra vez.
5. Lees las páginas salmón del periódico
Este es un paso mágico. Un domingo como otro cualquiera, tras años
de apartar el suplemento negocios del periódico… te encuentras leyendo
esas páginas.
No eres tu padre… no sabes quién eres pero te das mucho
miedo.
6. Eliges la comida en la nevera por la fecha de caducidad y no por lo que te apetezca
Ese pensamiento tan de madre. “Me como esto que
si no se va a poner
malo y habrá que tirarlo” ¿Por qué? Años esperando para comer lo que te
apetezca y ahora comes brécol desechando unos deliciosos spaghettis
carbonara.
7. Usas zapatillas de estar en casa
Años de huir de tu madre “
no andes descalzo que te vas a poner malo”
no han servido para nada. Un buen día te encuentras que sin tus
zapatillas de estar en casa no eres nadie… y lo que es peor, ya no sabes
disfrutar del placer de ir descalzo. Una catástrofe.
8. Pedir la vez
La primera vez que dices “
¿Quién da la vez?" O ¿Quién es el último?
Inmediatamente te visualizas con un pañuelo en la cabeza y un carrito de
la compra lleno de acelgas.
9. La obsesión por la predicción meteorológica
Conocer qué tiempo va a hacer en tu ciudad se convierte en una
prioridad absoluta. Ver el parte meteorológico es un ritual cada noche…
”calla que empieza el tiempo” ¿Y qué? Esto es España… no hay ciclones,
ni tifones, ni huracanes… no va a pasar nada emocionante. Eres tu
abuelo… pero él salía al campo. Tú no tienes excusa.
10. Ten cuidado. Llámame cuando llegues
La primera vez que
le dices esto a un amigo o tu pareja… tu madre
nota una corriente mágica que le llega por la espalda, deja lo que esté
haciendo y sonríe satisfecha sin saber el motivo.
Tú te pones a llorar.
11. Escuchar Radio 5
Si, si… todos tenemos la excusa de que en mitad de viaje es lo único
que se escucha, que si necesitas conocer la noticias, que si el tráfico,
que si tienen programas culturales muy interesantes. Ja. Hace 10 años
antes de escuchar Radio 5 hubieras sacado un tenedor por la ventanilla
para captar lo que fuera.
12. Jugar al apalabrados
No os engañéis, el apalabrados no es cool, ni moderno, ni guay por
mucho que juguemos en nuestros smartphones. El apalabrados es el
scrabble de toda la vida, es más, es el
intelect de tu abuela, ese que
cuando veías que lo sacaban en las tardes de invierno te hacía pensar:
mira que hay que estar colgado para jugar a eso. Pues ahí estás
tú…totalmente enganchado. Y lo peor es que
tu abuela te pegaría una
paliza…
¿Cuantas de estas cosas te has descubierto haciendo? No disimules. Da
igual que nadie te vea, tú lo sabes. La parte buena es que puedes
intentar quitarte de alguna… la parte mala es que han llegado para
quedarse.
Tengo que decir que yo, por suerte, no he llegado todavía a esas señales...pero son graciosas la verdad.
Bueno perdón, sí que estoy enganchado al Apalabrados pero creo que esa no debería estar ahí...jejeje.