Pablo Motos nos cuenta en El Hormiguero una historia que nos da #razonesparacreer en la que una mujer llamada Jill Bolte tenía un hermano con un trastorno cerebral. Pues ella se convirtió en una científica muy prestigiosa que estudió el cerebro humano de forma muy profunda.
Un día, ella misma empezó a sufrir un derrame cerebral en su propio cerebro. Al ser una experta en él, ella supo que era un derrame cerebral y que le quedaban cuatro horas para dejar de hablar, dejar de moverse y de tener recuerdos.
Una científica especializada en el cerebro como ella estaba viviendo en sus propias carnes algo que había estudiado toda su vida en otras personas, un derrame cerebral.
El cerebro tiene dos hemisferios, el hemisferio derecho que es el emocional y creativo, el que se encarga de aprender cosas como bailar, montar el bici, etc., es el que te hace sentir emociones. El hemisferio izquierdo es el se encarga de la parte intelectual, más razonadora y lógica, el que se encarga del lenguaje.
Pues cuando Jill tuvo el derrame se quedó sin hemisferio izquierdo...era muy extraño porque tenía sólo hemisferio derecho, y ella dice que se sintió muy bien: no tenía estrés, no tenía recuerdos, tenía simplemente paz.
Cuando fue a llamar por teléfono a un amigo suyo para pedir ayuda, no era capaz de recordar el número de teléfono, así que sacó una tarjeta y vio los símbolos que se parecían en la tarjeta y en el teléfono y los marcó. No pudo articular palabras con sentido porque también había perdido la capacidad de hablar...y tampoco entendía lo que le preguntaba su amigo ya que el hemisferio izquierdo, que es la parte del cerebro encargada del lenguaje, no funcionaba.
Su amigo vio que algo malo le estaba sucediendo y llamó a una ambulancia.
La operaron del derrame y ha tardado 8 años en recuperarse y poder hablar.
Ahora Jill da charlas contando su vivencia y dice que podemos ir a propósito al hemisferio que queramos, como a ella le pasó cuando se quedó sin hemisferio izquierdo. Podemos elegir ir al hemisferio derecho y sentir cómo estamos en este momento: cómo estamos sentados, si estamos cómodos o no, si estamos relajados o no... O podemos, en cambio, ir a nuestro hemisferio izquierdo y ser consciente de quien eres tú, de las cosas que tienes que hacer en el día, etc.
Ella afirma que cuanto más tiempo pasemos en el hemisferio derecho, más conscientes seremos de nuestras emociones, mejor nos sentiremos y más paz tendremos interiormente y, en definitiva, mejor será el mundo.
Una historia conmovedora como veis. Si alguien quiere escuchar la historia de primera mano, está aquí:
2 comentarios:
No creo sinceramente que podamos ir al hemisferio que queramos ninguneando al otro cuando nos venga en gana. Sí que podemos trabajar en cada uno de ellos pero sin separar nunca (creo, no sé si la PNL tendría algo que decir aquí) el uno del otro.
Yo creo que la lección que hay que sacar es el que cuanto más tiempo seamos conscientes de nuestras emociones, de cómo estamos sentados, cómo está nuestro cuerpo, cómo nos sentimos en este momento, disfrutando del momento en el que estamos y pensando menos, seremos más felices...
Lo resumiría en sentir más y pensar menos.
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