Todos asumimos que si alguien no reacciona como esperamos es porque
no le importa, tendemos a atribuir nuestra propia capacidad a los demás e
inferir a partir de ello, pero lo cierto es que no todo el mundo siente
igual, ni todo el mundo se expresa igual. La sociedad nos enseña
tópicos y reglas generales que aplicamos a todos y en las que nos
basamos para relacionarnos. Pero ello a veces puede llevarnos a
conclusiones falsas y este es el caso de los alexitímicos. Probablemente
no hayas oído nunca la palabra alexitimia antes pero realmente hay
gente que no puede sentir como nosotros y que sufren pues ni son
comprendidos ni saben expresar su incomprensión.
¿Que es la alexitimia?
Alexitimia significa literalmente: a= “falta”; lexis = “palabra”, thymos = “afecto” (griego).
Se considera un trastorno caracterizado por la incapacidad de la
persona que lo sufre de reconocer sus propias emociones (y las de los
demás), además presentan dificultad para expresarlas y responder en
consecuencia a ellas. Quiero matizar fuertemente que los alexitímicos SÍ
sienten y tienen emociones, sólo que no saben identificarlas, de ahí
que sufran. Si realmente no sintieran nada no sufrirían por ser
alexitímicos, pero por el contrario, los alexitímicos suelen mantener
una posición agresiva hacia ellos mismos y el entorno, debido a la
frustración de no poder verbalizar lo que sienten, se sienten inútiles y
a veces anhedonicos, incomprendidos.
La alexitimia afecta a 1 de cada 7 personas (sí, habéis oído bien)
aunque algunos estudios hablan de un 10% de la población afectada y una
afectación aún mayor por ejemplo en los sujetos abarcados dentro del
espectro autista (85% lo presentan). Es más frecuente en varones que en
mujeres.
En los análisis de la actividad cerebral de alexitímicos se ha
observado que la actividad cerebral en respuesta a las situaciones
emocionales es o demasiado alta o demasiado baja con proporción a la
intensidad de la situación dificultando la correcta apreciación de esa
emoción. Además las sensaciones corporales son escasamente asociadas a
los estados mentales.
Las causas de la alexitimia son aún en gran parte desconocidas
pero se suelen establecer en la infancia (aunque ninguna explicación
cuenta hoy en día con estudios suficientes que la corroboren). Los niños
pequeños se expresan a través de sensaciones corporales que luego
pasarán a ser somatizadas (por ejemplo cuando se enfadan). Más tarde
deberán aprender a ponerle nombre a esas sensaciones, a “mentalizarlas” y
reconocerlas y a aprender que los demás también las sienten. En este
punto juegan un papel muy importante los padres que serán los que
inicialmente reconocerán las emociones del niño y les pondrán nombre, y
así hasta que el niño aprenda a través de lo que le han enseñado a
reconocerlas por sí solo y expresarlas.
En el cerebro infantil la información pasa desde los centros de
percepción de las emociones (sistema límbico) hasta los centros de
categorización, reflexión, lenguaje y percepción auditiva. Si los padres
del niño por cualquier motivo (depresión, alcoholismo, inestabilidad
emocional, alexitimia…) no le ofrecen al niño ese entorno clarificador
de emociones y categorizador, el niño identificara pobremente sus
emociones y tampoco sabrá nombrarlas. Probablemente más adelante sólo
será capaz de identificar sus emociones como sensaciones corporales sin
que estas tengan acceso a un análisis más elevado (en el córtex).
La consecuencia de estas habilidades mermadas es que cuando el sujeto
se enfrente a conflictos tenderá a la acción (más que al razonamiento o
el debate).
Todo lo anteriormente descrito es aplicable a la
alexitimia secundaria (por desorden en el aprendizaje emocional o trauma infantil), pero también podría producirse una
alexitimia primaria (por ejemplo como consecuencia de un tumor o por alteración de estructuras neurológicas).
Pero no basta sólo con saber que es la alexitimia, también debemos
ser capaces de distinguir las consecuencias que implica esta alteración:
Implica malestar para la propia persona, un descenso en la capacidad de
toma de decisiones y solución de problemas (muchas veces las emociones
son un factor a tener en cuenta en tales decisiones), así mismo implica
un pobre reconocimiento de las consecuencias de los actos. La alexitimia
también dificulta las relaciones interpersonales y la formación de
vínculos con los demás. Imagínense una persona que no es capaz de
identificar si lo que siente por una persona es amor o amistad, o si
esta triste o enfadado…
Además hay otra colección de síntomas presentes en sujetos con
alexitimia: Suele haber afectación de la capacidad imaginativa (enfocan
su pensamiento en hechos tangibles de manera que están enfocados
externamente), pueden presentar rigidez en su postura y/o sus
expresiones faciales, suelen presentar más quejas físicas o somáticas
que el resto de personas (se asocia a una mayor frecuencia de trastornos
psicosomáticos) y baja empatía.
Mucha gente debate la existencia de la alexitimia como trastorno real
(en los casos de alexitimia secundaria) y en ocasiones se conceptualiza
más como un rasgo de personalidad o como un síntoma dentro de cuadros
más complicados (por ejemplo autismo o depresión). Pero otros autores
mantienen la alexitimia como trastorno real que puede aparecer como
consecuencia a una mala educacion emocional en la infancia y traumas
infantiles.
Hay diversos grados de alexitimia, los hay que reconocen
correctamente las emociones pero no saben expresarlas, otros que ni las
reconocen ni las saben expresar, otros con problemas menores, etc.
¿Cómo saber si alguien es alexitímico?
La alexitimia debe ser evaluada por un psicólogo que utilizará
diversas herramientas pero principalmente se basará en su juicio clínico
tras la entrevista.
A parte de la entrevista, el psicólogo podrá utilizar diversos cuestionarios para apoyar sus deducciones:
- Escala de alexitimia del MMPI (MMPI-AS).
- Beth Israel Hospital Questionnaire (BIQ) en sus dos versiones de uso clínico (Sifneos, 1973).
- Escala de Personalidad de Schalling-Sifneos (SSPS) (Sifneos, 1973).
- Escala de Alexitimia de Nöel.
- Escala de Alexitimia de Toronto (TAS) (Taylor et al., 1985). La más esperanzadora en cuanto a fiabilidad y validez.
- Alexithymia Provoked Response Questionnaire (APRQ), Krystal, Giller y
Cichetti (1986) Consta de 17 ítems que pretenden «provocar» al paciente
a responder emotivamente a través de técnicas de inoculación de estrés.
Es probable que además el psicólogo (con la
autorización del sujeto) hable con familiares o amigos (o pareja
sentimental) para aclarar aspectos que tal vez la propia persona no sepa
explicar (por la falta de insight emocional).
¿Se puede curar?
Los alexitímicos no suelen buscar ayuda, si acuden a terapia suele
ser inducidos por una persona cercana (muchas veces la pareja
sentimental).
Se puede mejorar la capacidad del alexitímico sin duda, pero curar
curar como tal, no está claro. Al tener su origen en la infancia ello
implica un crecimiento de las estructuras que no evolucionó como debía, y
ciertas de estas estructuras tienen su plasticidad limitada en la edad
adulta. Pero sin duda se les puede enseñar mucho y mejorar mucho su
calidad de vida y sus problemas.
En cuanto al tipo de tratamientos serán básicamente psicológicos aunque en ocasiones se les recetan también antidepresivos.
Dentro del tratamiento psicológico, Swiller (1988) por ejemplo,
propone un tratamiento para la alexitimia, que combina la terapia
individual con la terapia grupal, y se basa en la teoría del desarrollo
cognitivo de la conciencia emocional de Lane y Schwartz (1987). Tampoco
hay estudios que demuestren la eficacia de estos tratamientos de forma
satisfactoria.
¿Cómo ayudo o trato a alguien así?
Lo primero es tener paciencia, hay que ser conscientes de que ellos
SÍ sienten emociones aunque no las expresen y que por ello podemos
hacerles daño. Debemos intentar identificar nosotros sus emociones y así
indicarselo. Por ejemplo: “veo que estas enfadado, ¿que ha ocurrido?”,
“Pareces algo triste”, “Te noto muy alegre hoy”, etc… Ayudarles a
etiquetar sus emociones pero sin agobiarles con preguntas del tipo: ¿Que
sientes?, ¿Cómo estas?…
Debemos ser así mismo claros con nuestras emociones pues pueden tener
dificultades en identificarlas, con lo que deberemos expresarlas
abiertamente: “Me siento herida por lo que ocurrió ayer, me dolió lo que
me dijistes” “Estoy triste”, “Estoy estresada” (No esperar que lo
adivinen pues no ocurrirá). Explicar porque nos sentimos de esa manera y
que consecuencias tiene para nosotros. Aún así no esperar una gran
reacción ante nuestro malestar.
Facilitarles formas de canalizar sus emociones: Por ejemplo en niños
hacer deportes, intentar fomentar actividades creativas (punto débil en
ellos)…
No reaccionar de manera dramática pues les desconcertará y ahuyentará
(ni lo entenderán ni sabrán que hacer). Tener en cuenta que evitarán el
conflicto emocional pues no saben gestionarlo.
Tendremos más éxito si
les ofrecemos la solución al problema de forma más operativa. Por
ejemplo en parejas no esperar que él/ella entienda y busque la solución a
un problema emocional, sino decirle: “ Estoy enfadada y triste porque
ayer cancelaste la cena, me gustaría que hoy fuéramos a cenar para
arreglarlo” (esto es algo que pueden entender más fácilmente y que les
ofrece una forma operativa de demostrar su intención y solucionar el
problema).
Fuente:
medciencia