Elsa Punset nos habla en
El Hormiguero del cerebro masculino.
Elsa nos cuenta que dentro de cada hombre hay una mujer. Nos cuenta que
todo hombre procede de una mujer porque todos tenemos el cerebro femenino en nuestros primeros meses de vida.
Hasta las ocho semanas tenemos circuitos cerebrales femeninos (y genitales femeninos también) hasta que los testículos empiezan a segregar testosterona que impregnan los circuitos cerebrales y lo transforman a masculino.
De esa forma, las partes de la
comunicación y de las
emociones de las
mujeres están más desarrolladas que las de las hombres, de ahí que ellas hablen más y sean más emotivas.
En cambio, la zona del cerebro
masculino que representaría al
sexo está dos veces y media más desarrollada que en el cerebro femenino.
Los dos hemisferios (derecho e izquierdo) cerebrales en los hombres no están tan interconectados como en el caso de las mujeres, de ahí que no podamos hacer varias cosas al mismo tiempo, y la concentración la pongamos sólo en una.
Esto viene, como dice Elsa,
de la evolución del hombre. En la antigüedad, las mujeres estaban cuidando de los niños en el poblado y recolectando frutos junto con las otras mujeres y tenían que desarrollar más su parte comunicativa y empática para cuidar de sus hijos.
Los hombres, por otro lado,
iban a cazar, por lo que tenían que estar en silencio para no descubrirse y tenían muy desarrollado el sentido de la orientación para volver a casa, así como el
espacio visual.
Ambos sentimos lo mismo, pero lo contamos de forma diferente.
25 mil palabras al día usan las mujeres y los hombres usamos unas 12 mil.
Las mujeres cuando están estresadas hablan para desahogarse ya que segregan progesterona que les hacen sentir bien, en cambio los hombres combaten el estrés desconectando solo y sin hablar.
Todo esto lo podéis encontrar mucho mejor en un libro que se llama "
Por qué los hombres no escuchan y las mujeres no entienden los mapas" de Allan y Barbara Pease, donde explican las diferencias entre ambos sexos de una manera amena y biológicamente contrastada.
Creo que es un libro que debería leer todo el mundo, ya que mucha gente se empeña en que somos iguales y que si soy mujer y llego a casa preocupado necesito desahogarme y mi chico, por lo tanto, deberá hacer lo mismo, y si no lo hace es que no confía en mí...nada más lejos de la realidad, simplemente los hombres nos desahogamos de otra manera, sólo es que somos diferentes...
Somos diferentes y eso es lo bonito, y algo que deberiamos entender todos para que las relaciones fueran mejor y más furctíferas y entendiéramos lo que necesita el otro y que el otro también sepa lo que quiere uno.