Cuánto se habla de innovaciones hoy en día y nuevas metodologías. Es curioso ver como la educación va evolucionando y, aunque la gente cree que siempre se hace lo mismo dentro del aula, innovamos igual o más que en otras profesiones.
El modelo de aula invertida, más conocida como flipped classroom,
se ha consolidado como una modalidad de aprendizaje especialmente valorada por
los docentes en los últimos años. Actualmente, con la crisis sanitaria
provocada por la pandemia del COVID-19, la educación se ha convertido en uno de
los ámbitos más afectados, teniendo que suspender o alternar la presencialidad
de la enseñanza. Así, es importante que los docentes conozcan nuevos métodos para
impartir sus clases, destacando especialmente los cursos para profesores como
una herramienta de reciclaje profesional.
Este
modelo de aprendizaje representa una oportunidad magnífica de innovación, tanto
dentro como fuera del aula, combinando la pedagogía con la evolución
tecnológica. Se trata de una metodología revolucionaria que propone una
inversión en el modelo de enseñanza tradicional, proponiendo que los alumnos
estudien y preparen las lecciones fuera del aula.
De
esta forma, el alumno se convierte en el protagonista del modelo de flipped
classroom, pasando de ser espectadores a convertirse en sujetos activos de su
propio aprendizaje, fomentando el uso de la tecnología, la resolución de problemas, la creatividad, la
búsqueda del talento, la cooperación y la inclusión.
El papel del alumno
El
alumno se convierte en el sujeto protagonista del proceso de enseñanza. A
través de un papel activo, adquiere la responsabilidad no solo de su propio
aprendizaje, sino también del resto del aula. Por ello, con la utilización del
modelo de clase invertida, el estudiante adopta un rol participativo, autónomo,
comunicativo y colaborativo.
Al
colaborar con otros compañeros de clase, los alumnos tienen más posibilidad de
participar en la toma de decisiones, resolviendo problemas y desarrollando un
pensamiento crítico.
Trabajando
a su propio ritmo, el estudiante puede elegir el tipo de material que mejor se
ajuste a su forma de aprender. Así, también se evita que la clase tenga que
aumentar o reducir el ritmo para esperar o alcanzar a otros alumnos.
Objetivos del modelo de flipped classroom
Entre los
principales elementos que son relevantes y que deben convertirse en objetivos
para este tipo de enseñanza dinámica se encuentran:
- Aumentar la implicación de los alumnos en su aprendizaje, consiguiendo
que estén más motivados y las clases sean más atractivas.
- Fomentar el trabajo en equipo con el aprendizaje cooperativo.
- Acabar con “deberes a casa” para pasar a un nuevo modelo de conocer
conceptos antes de ir a clase.
- Promover el uso de herramientas digitales o TIC, tanto en el aula como
fuera de ella.
- Optimizar y aumentar el tiempo de trabajo en el aula.
- Involucrar a las familias en este proceso de enseñanza-aprendizaje.
- Personalizar el aprendizaje de los alumnos.
Sus
posibilidades y los resultados obtenidos, así como el uso de las TIC y la
enseñanza basada en el alumno, hacen de este modelo una apuesta innovadora de
futuro, destacando como una metodología de alto valor.