domingo, 12 de octubre de 2014

9 consejos para el proceso de resiliencia ante enfermedades graves


Aquí os dejo el vídeo de un gran amigo mío, Manuel Casquero, psicólogo con muchos años de experiencia que se dedica en sus ratos libres a hacer vídeos muy chulos en los que transmite todo su conocimiento de multitud de masters y cursos realizados.

Os dejo aquí debajo todo el texto que escribe sobre cómo superar una enfermedad grave:

1) Aceptar a enfermedad. Como sucede en las fases de cualquier proceso de duelo, antes de aceptar la enfermedad, podemos pasar por la negación de la misma (No es posible… Se han equivocado en el diagnóstico…no quiero oír hablar de este tema..) o por una tormenta emocional que suele conllevar tristeza, miedo e ira a la vez. Muchas veces la tristeza se puede confundir con la ira, pero detrás de ambas, siempre late sumergido mucho miedo. Aceptar la enfermedad no significa quedarse impasible y no intentar poner lo mejor de nosotros mismos en el tratamiento. Para favorecer este proceso de aceptación puede ayudarnos tener información sobre los tratamientos, los efectos secundarios, las fases, etc. Pero, sobre todo, es muy importante desarrollar una buena comunicación con los profesionales de la salud. Una vez que aceptamos la enfermedad empezamos a luchar contra ella, y, sin darnos cuenta, también le vamos perdiendo el miedo a la muerte.

2) Disponer de los recursos necesarios. Disponer de hospitales, suficientes profesionales, medicamentos e investigación es fundamental para abordar enfermedades con mucha más seguridad.

3) Cambiar nuestro enfoque a la hora de abordar el problema, o lo que es lo mismo, pensamiento positivo. Por ejemplo, enfocarnos mucho más en las pequeñas mejorías y normalizar en lo posible las adversidades diarias. Pensar que el “dolor” es inevitable pero que no debe conllevar al sufrimiento, lo que puede suponer estancarnos en la sensación de malestar y amplificarla al no apartarla de nuestra cabeza ni un solo instante. Y, por último, “enfocar toda nuestra energía en el presente” para que haga el máximo efecto posible. La enfermedad suele preferir las tormentas del pasado o la incertidumbre del futuro. “No me importa el mañana, prefiero alargar los momentos felices del día.”

4) Desarrollar mecanismos de defensa. Lo mecanismos de defensa más adaptativos son los que deberíamos aplicar en una enfermedad. Por ejemplo, desarrollar nuestro sentido del humor es un arma poderosa para aliviar tensiones y angustias. Proyectarnos en personas que han pasado por nuestro trance y superaron la enfermedad, preguntarnos qué sentían, que pensaban, cuáles eran sus valores y sus metas. Asimismo, para los que sienten aspiraciones artísticas o creativas, sublimar la experiencia de la enfermedad para sacara de dentro de nosotros y transformarla en una obra que despierte emociones en los demás.

5) Contar con amplia red de contactos sociales. O, lo que implica recibir el apoyo de amigos y familiares. Las visitas o las llamadas pueden ser vitaminas de optimismo para el enfermo. La ternura y la comprensión aumentan las defensas, sin duda alguna.

6) Confiar plenamente en los profesionales que nos están tratando. Hablar abiertamente con ellos sobre cualquier duda o temor, y, desde el respeto y la comprensión mutua establecer fluidos canales de comunicación. Confiar sin reservas en un médico en un momento dado, puede ser tan eficaz como contar con un pequeño Dios en la tierra.

7) Apoyarnos en competencias que hemos aprendido a lo largo de nuestra vida, y que en estos casos nos pueden ser de gran utilidad: Resistencia a la frustración, apoyarnos en nuestra autoestima, perseverancia, estar abiertos al cambio o a nuevas experiencias y potenciar nuestros recursos para el control de las emociones.

8) Darle un significado espiritual a la enfermedad. Para muchas personas la vía espiritual son sus creencias religiosas (Dios no me deja solo ni me abandona), pero para los que son agnósticos o que necesiten más apoyo, yo le recomiendo que se planteen que la vida es una aprendizaje continuo. Vivir es empezar a saber, morir es el final de un conocimiento. La enfermedad también es una experiencia vital que nos puede conducir a aprender, reestructurar nuestra escala de valores y darle un nuevo rumbo a nuestra vida. Es decir, plantearnos la enfermedad no como una condena, si no como un desafío.

9) Pensar en proyectos futuros, lo que quisiéramos mejorar en nuestras vidas y los retos que aún nos quedan por abordar. Perdonarnos por los errores del pasado y mirar con ojos nuevos el presente.
Si tuviera que resumir los nueve puntos en uno, yo lo llamaría “Amor” en toda la extensión de la palabra. Por amor nacemos, sobrevivimos , y, seguramente también morimos. Dedicado a todos los profesionales sanitarios que defienden una sanidad pública, de calidad y universal.

Autor del texto: Manuel Casquero Durán (mnlcasquero54@gmail.com)

Poema “las dos orillas” perteneciente al libro “pinceladas de mi existencia” registrado.

2 comentarios:

manuel dijo...

Gracias Pablo. Me ha emocionado lo bien que has presentado mi pequeña obra. ¡ Ojalá pueda ayudar a muchas personas que están pasando lo mismo que yo!!!!!!!! Es un placer inmenso compartir contigo. Me enorgullece comprobar como has crecido.

El blog que te hará pensar dijo...

Gracias a ti Manuel, por ser ejemplo de tantas y tantas cosas y por compartir de forma tan creativa todo tu saber!!! Un abrazo fuerte!! :)

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